sábado, 24 de agosto de 2013

DIARIO DE UN CAMINO_7



TRIACASTELA- SARRIA (POR SAMOS)



Nada más salir de Triacastela, tienes que decidirte por una ruta para llegar a Sarria: por Samos, o por San Xil, 
Por Samos es 6,5 km más larga, nos decidimos por esta, ya que queríamos ver el monasterio benedictino. Mañana fresquita y preciosa etapa junto al rio Sarria u Oribio, ya que se forma en las laderas de este monte. San Cristobo, Renche y San Martiño, son algunas de las aldeas por las que pasamos.
Pronto, la etapa empieza a endurecerse con largas subidas y bajadas, tan duras que acaban por agotarte.

Contemplamos la belleza del monasterio desde lo alto. Un estratégico rincón, despoblado de vegetación, y a modo de mirador, te anima a parar, hacer fotos y recrearte en la estampa. Seguimos bajando hasta llegar a Samos, nos dirigimos al monasterio, no pudimos visitarlo por dentro, ya que abrían más tarde. Era, además una visita guiada por un monje benedictino, de unos 50 minutos de duración. Dudamos, pero había que seguir, todavía nos faltaban unos 13 km para el fin de la etapa.

Nos quedaba lo peor, carretera y pistas asfaltadas, nuevas subidas y calor hicieron de este, un durísimo tramo. Sarria se resistía aparecer, y cuando lo hizo, no llegaba nunca, y cuando llegamos, había que atravesarla para llegar al albergue, y cuando llegamos, tras tediosa subida de escalones, no había plaza en el albergue público.

Nos aconsejaron uno privado, muy bien, muy cansadas.






DIARIO DE UN CAMINO_6


O CEBREIRO- TRIACASTELA



Salimos muy temprano del albergue. Muchísimo frío, viento, lluvia, niebla. Nada más salir de desayunar, tuvimos que poner los chubasqueros. Esto fue lo que nos acompañó toda la jornada, dura etapa con subida a dos puertos de montaña: San Roque (1270 m.) y el alto Do Poio (1335 m.). En San Roque, con fuerte viento, nos encontramos la estatua de un peregrino hecha en bronce, sujetándose el sombrero. ¡¡Eso tuvimos que hacer nosotras!!.

Ligero descenso para tener que volver a subir por carretera. La abandonamos para coger un camino de piedra y losas de pizarra. Se trata de una breve pero durísima cuesta que nos acerca al alto do Poio. No miento, subí resoplando. Un bar nos espera en la llegada.


Iniciamos el descenso por preciosos caminos entre arbolado y pequeñas aldeas, en busca del valle donde se encuentra Triacastela. Antes, foto bajo un castaño centenario, el monte Oribio, cubierto por una gran nube negra, le da al trayecto un aspecto especial.


Por fín, el albergue, situado a la entrada del pueblo, en un entorno envidiable, en un gran prado lindando con el bosque. Triacastela, nada del otro mundo, básicamente una calle larga, con todos los servicios para el peregrino.




 

viernes, 9 de agosto de 2013

DIARIO DE UN CAMINO_5

TRABADELO- O CEBREIRO
 5:30 de la mañana, nos preparamos para iniciar esta dura etapa, ¡¡la etapa reina!! Que nos conducirá a la aldea de O Cebreiro, el puerto de Piedrafita. Los primeros km transcurren con normalidad, sin sobresaltos, junto al rio Valcarce, a nuestra izquierda y la carretera a nuestra derecha. Precioso paisaje que nos acerca a la Vega de Valcarce, nos gustó mucho este pueblecito con su espectacular paisaje. Eran los últimos coletazos de tranquilidad. Entramos en La Herrería,
pequeña población donde se inicia la auténtica subida al puerto. Duros repechos por asfalto que dan susto, hasta que se deja el asfalto y se toma un precioso camino…pero no hay tregua, siguen las durísimas subidas que te obligan a dar pequeños pasitos, la respiración te falta a veces y tienes que darte un sorbito de agua o “bebida azul”.
Así llegamos a La Faba, descansamos cerca de una fuente de agua fresquita y allí comprendimos lo sabroso que puede estar un bocadillo de salchichón que lleva dos días en la mochila. Saludamos a peregrinos que pasan, un matrimonio de Jaén nos hace una foto a las tres reponiendo fuerzas.
Nuevas subidas, aunque el tiempo nos acompañó, ya que hacía una fresquita mañana con temperatura de unos 14 grados que nos acompañó hasta la cima.
Antes, dejamos la última población de León y entramos en Galicia. Afrontamos el último km, con paisajes increíbles y al fin, O Cebreiro, pequeña aldea con casas todas de piedra y las famosa pallozas,
construcciones redondas testimonio de poblamiento anterior a los romanos.
Domina el poblado, la iglesia prerrománica de Santa María la Real.

“La importancia religiosa de este paso fue reforzada por el legendario milagro del Santo Grial, ocurrido en O Cebreiro, desde entonces paso obligado de los peregrinos jacobeos. En 1486 los Reyes Católicos, de peregrinaje a Santiago, se detienen en el monasterio de O Cebreiro y donan el relicario donde se guardan las reliquias del milagro. El antiguo cáliz románico del monasterio figura en el escudo de Galicia”.
Esta leyenda, figura allí mismo, dentro de la iglesia, dos monjes se prestan a hacerse fotos y sellarte la credencial con el sello del monasterio.
Avanzamos hasta el primer albergue de la Xunta, esperamos que abran tranquilamente sentados en el suelo y comentando, con el resto de peregrinos, la dureza de la etapa y la belleza de la misma.
 


jueves, 8 de agosto de 2013

DIARIO DE UN CAMINO_4

CACABELOS- TRABADELO
Etapa corta, 19 km sin muchas complicaciones. Seguimos el trazado tradicional, junto a la carretera, aunque otros peregrinos se inclinaban por coger un camino alternativo, algo más largo pero sin asfalto. Pasamos el rio Cua y nos esperan fuertes repechos por carretera, tramo ondulado con subidas y bajadas, una vez fuera del arcén, siguiendo las indicaciones del mojón jacobeo, nos esperan toboganes hasta Villafranca del Bierzo. Un estudio de escultura, en medio de la nada, nos hace pararnos para hacer algunas fotos. Llegamos a Villafranca, pueblo de calles empedradas, muy bonito, y ante nuestra vista, aparee el castillo. Me recordó al de Las Navas, en Avila, vinieron a mi mente muchos recuerdos…
Continuamos por carretera, esta vez por un andadero pegado a la carretera (a la derecha), por la izquierda la autovía, y por el centro, ¡¡un río!!, el Valcarce. Precioso el paisaje de chopos y castaños. Pronto llegamos a nuestro destino, atrás quedaron los incómodos toboganes. Nos espera Trabadelo. La verdad, el pueblo, nada de nada, bastante descuidado, pero el entorno precioso. Creo que se deberían cuidar más estas poblaciones por donde pasa el Camino de Santiago, son muchos los peregrinos que los atraviesan, que pasan la tarde en ellos, y algunos, como este, estaba muy descuidado, ¡una pena!. Pero bueno, la gente muy amable, una peregrina inglesa compartió en el bar del albergue una botella de vino que le habían regalado en la tienda, vino casero de elaboración propia, sin etiquetas. Exquisito por cierto. La tarde se hizo algo más llevadera.

DIARIO DE UN CAMINO_3

MOLINASECA- CACABELOS
La etapa anterior nos dejó tocadas. Esta, casi 23 km por asfalto, no era la mejor para recuperar. Los pies doloridos de tanta dureza, necesitaban un descanso. Al final, la recompensa, un rio se cruzó en nuestro camino. El meter los pies en el agua tan fresquita fue una delicia. Así pudimos afrontar la última parte de esta etapa. Atravesar algunas poblaciones, con más de kilómetro y medio nos costaba unos 20 minutos. Son de esas que surgen a la vera de la carretera, que es casi su única y principal calle. Es el caso de Camponaraya. Después, la Hoya del Bierzo con sus chopos y viñedos que nos ofrecen un paisaje más relajado.
El albergue de Cacabelos, al final del pueblo, cerca del rio. Curioso, barracones con pequeñas habitaciones de dos o tres camas, ¡¡pero de un calor ¡!.. Buena comida, rica. Descanso para recuperar fuerzas. Durante la jornadas, nos fuimos enterando del trágico accidente ferroviario en Santiago. Vía redes sociales, se proponen concentraciones con un minuto de silencio a la entrada del albergue. Nos concentramos a las 8:00 h. una mujer, canadiense, no se practicante de que religión (llevaba alzacuellos), ofreció una oración por las víctimas. Momento emotivo. Con mal cuerpo, por la tragedia, nos acercamos al rio. Sesión fotográfica, vuelta al albergue a tomar unos frutos secos, zumos y patatas. No hay tiempo para más, toca dormir.

miércoles, 7 de agosto de 2013

DIARIO DE UN CAMINO_2

RABANAL DEL CAMINO- MOLINASECA
Etapa larga, 25 km muy duros, subidas, bajadas, más subidas y más bajadas que complican el buen rendimiento de nuestras piernas. Pasamos por pequeñas poblaciones con zonas destruidas, pero con otras nuevas que lo hacían especial: Foncebadón, donde tomamos un reparador desayuno. La siguiente subida nos aproxima a la Cruz de Ferro, 1500 m que suponen el techo del Camino Francés. Curioso el refugio de Manjarín y su hospitalero templario. El final, hasta la llegada a Molina, el sol se lució también. Me faltaba agua, ¡no llegaba nunca el pueblo!. Casi al final, una parada reponedora, golosinas con azúcar para las agujetas. En nuestro pequeño descanso se nos une un peregrino madrileño que iba haciendo el camino “a trozos” (ahora 3 días, al cabo de un tiempo 4 días, así iba completando las etapas sin saber muy bien donde terminar). Continuamos juntos un tramo y comentamos la dureza de la etapa. El albergue municipal estaba situado a la salida del pueblo, ¡uff, no llegaba nunca!. Al fin estábamos en el albergue tomando un deliciosa ducha, preparadas para salir a tomar con una cervecita. Luego, descanso merecido. Llamo por teléfono a Guty, compañera de carrera, vive en Ponferrada, a unos 8 km de Molina. Quiere recogernos y llevarnos a casa a dar un baño en la piscina y cenar. Se lo agradecí, pero no podíamos ya que el cansancio era grande y había que acostarse pronto. Nos recomendó que probáramos los embutidos, le hicimos caso y disfrutamos de lo lindo. El rio Meruelo, todo un espectáculo: una zona habilitada para el baño, hacía las delicias de la gente. En el césped, como si de una playa se tratara, tomaban el sol….

DIARIO DE UN CAMINO_1

ASTORGA- RABANAL DEL CAMINO Etapa corta, la primera de esta nueva aventura, monótona por los tramos de carretera, el andadero paralelo a la misma se nos hace aburrido. Sin embargo, el esperado día, ya ha llegado y , en el fondo, vamos con nervios, pero sobre todo con muchísima ilusión. Este año solo vamos tres a hacer este último tramo del Camino. Andrés, nuestro peregrino porque el trabajo no se lo permitía, y Presen, por molestias en la espalda no se ha atrevido a hacerlo. Estamos frescas, el cansancio aún no ha aparecido, y caminamos seguras. Algunas paradas, como en El Ganso, nos sirve para refrescarnos un poco.
No hay sobresaltos. Continuamos por carretera, y nos alegramos de haber preparado esta etapa más corta que las demás. Nos sirve para prepararnos y afrontar las duras etapas que nos esperan. A falta de 1 km, nos encontramos con la sorpresa de la etapa: el Roble del Peregrino, árbol centenario, hay que acercarse a él para contemplar toda su fuerza, toda su bellezaDe porte espectacular ofrece al peregrino buena sombra para el descanso y, sobre todo, un motivo para sacar la cámara de fotos. Al menos, nos ha alegrado la jornada y hemos disfrutado un montón con los poses fotográficos.