Salimos sin prisas, era nuestra última etapa y no
dormiríamos en Santander. Lo previsto, coger el autobús a Madrid a la 1. Eso
suponía pasar toooda la tarde en Santander. Así que, no madrugamos y tomamos un
buen desayuno en el hotel donde nos alojamos en Noja.
Sin flechas amarillas cuesta un poco buscar la salida, pero
un amable señor, que iba dando un paseo
mañanero, nos acompañó hasta que nos dejó en el camino correcto. Era cuestión
de seguir por él.
La etapa, en principio, no debía presentar problemas en los
20,5 km que teníamos por delante. Al menos eso creíamos. Pero, las subidas y
bajadas se sucedían casi sin darnos tregua. De nuevo, vistas preciosas. El rio
Campiazo riega los valles, poniendo ante nosotros pequeños barrios con verdes
prados, donde las vacas campan a sus anchas. Carretera y pequeños caminos, que
suben sin parar, haciendo mella en nuestro ya, cansado cuerpo.
Los km se suceden, la parada la hacemos en el Camping Los
Molinos, un bocadillo de jamón y un café con leche nos sirve para reponer
fuerzas y continuar el camino. Nos indican que podíamos coger un atajo, por
otra carretera y evitarnos un rodeo, la bajada a Güemes, pero no fue posible,
así que, al final nos encontramos siguiendo la tediosa carretera que, por su
arcén, nos llevará hasta Galizano. El
asfalto y los pies no son muy compatibles, sufren un montón y ansían encontrar
algún camino más llevadero. Tenemos la sensación de que los km no pasan,
seguramente el cansancio nos juega malas pasadas.
Acantilados |
Pequeño descanso en Galizano, un plátano y agua. Una
conversación en el grupo. Hay que decidirse, si seguir, desde allí por la
carretera hasta Santander (unos 7 km) o continuar por otra carretera por
Galizano y Loredo hasta llegar a Somo donde cogeríamos “La Pedreña”, el barco
que, definitivamente nos dejaría en Santander. Esta opción supone unos 5 km más,
la ventaja es que pronto llegaríamos a los acantilados, nada de asfalto ya, las
vistas mucho mejores y los pies nos lo agradecerían.
Cuesta decidirse porque ya quieres llegar, pero atrae la
opción costera y nos decidimos por ella. Hace sol, pronto vemos la costa, nos
cuesta trabajo encontrar el camino que nos acercará a los acantilados, al final
lo encontramos, ahora solo seguir por él. El camino de los acantilados es
precioso, las vistas inmejorables, el sol haciendo de las suyas, el
cansancio…..
¡¡El cansancio no puede con nosotros!! |
Dejamos el camino a la altura de unas antenas rojas y
blancas. De allí hasta Loredo, atravesar la playa de esta localidad, no fue
fácil. Mucho calor, bastante gente y sobre todo el cansancio. Cuando sabes que
es tu última etapa, todo parece que se vuelve más pesado, sientes que tienes
que dejarlo ya y no quieres. La mente se llena de una y mil cosas, muchas
emociones se cruzan, todo termina.
Al fin llegamos a Somo, al embarcadero para coger el barco a
Santander. Las caras, sentadas en el barco reflejaban todas esas emociones, era
alegría por haber cumplido nuestro objetivo y tristeza por el tiempo que tiene
que pasar para volver. Porque volveremos donde lo dejamos.
Señal en la playa |
Santander desde el barco |
Desembarcamos, foto feliz en Santander. Nos dirigimos al
albergue con ánimo d darnos una ducha, dejar la mochila y comer algo. En el
albergue no nos ponen ninguna pega. La hospitalera nos dejó un sitio para las
mochilas y pudimos ducharnos. Sin descanso buscamos un sitio cerca para comer y
dar una pequeña vuelta. Era tarde, un helado, unas miradas y, antes de las 10,
hora de cerrar el albergue a por las mochilas.
Objetivo cumplido. ¡¡Santander!! |
La estación de autobuses estaba cerca. Buscamos un sitio
para sentarnos y esperar la hora de salida del autobús para Madrid. El tren nos llevaría hasta Almería y después
de una larga noche y un largo día, nos encontraríamos de nuevo en casa.
Cansados. En la estación esperando el autobús |
Ahora, el otro camino, el peregrino nunca deja de serlo.
Hoy, que termino con esta crónica, me acabo de enterar del secreto de la última
etapa, hicimos 30 km, en lugar de los 20 que teníamos en nuestras hojas- guía.
Al cortar la etapa, cortamos también km sin deber. Esto es así y tan felices.
Un abrazo a tod@s los que nos habéis seguido. Volveremos.
¡¡Buen Camino!!
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