Tras el
descanso en Bilbao, volvemos a retomar nuestro camino. Esta es una etapa corta,
que tiene algunas variantes, todas ellas más o menos señalizadas. Es cuestión
de elegir. Nuestra guía nos conduce por Barakaldo y Sestao con una subida
anterior a la ermita de Santa Águeda. La otra opción es más corta, seguir el
margen derecho de la ría, (para evitar atravesar por todos los restos de la
vieja industria bilbaína que están a la izquierda).
No sé qué
nos impulsó a elegir la ría, como ruta hacia Portugalete, quizá la espera en la
acera del albergue de Lezama que llevaba implícita una conversación entre
varios peregrinos que la aconsejaban. Vimos flechas amarillas y suspiramos,
¡¡nos llevarían también a nuestro objetivo del día!!. La salida de Bilbao, por
carretera con muchísimo tráfico y sin arcén, aunque un amable ciclista (no
bicigrino) nos avisó que cruzáramos al otro lado de la carretera, era menos
peligroso.
Así fue.
Nuestra seguridad ya estaba garantizada. La lluvia, ¡cómo no! se asomó al cielo
y de ahí cayó sobre nuestras mochilas. Así que vuelta al chubasquero y caminar,
con paso cansino, por lo aburrido del trayecto.
Casi sin
darnos cuenta vemos asomar el famoso puente colgante de Portugalete “con la
función de transbordador entre Portugalete y Getxo que fue inaugurado en 1893 y
es desde 2006 Patrimonio de la Humanidad. Cubre 160 metros de longitud y está
apoyado por cuatro torres que se elevan a más de 60 metros de altura”.
Habíamos
salido temprano de Bilbao, y la parada del segundo desayuno ¡¡era nuestra final
de etapa!!. Nos sentamos cómodamente tras subir una calle por rampa mecánica,
en una cafetería. Nuestra charla fue recogida por el camarero y se animó a
darnos un consejo, quizá lo que necesitábamos en ese momento: Podéis
continuar hasta Pobeña. Son 12,3 Km más, eso no es problema, vamos
bien, lo que nos hace dudar es que hay solo un albergue de 22 plazas.
Es fin de
etapa, recomendado en la mayoría de las guías que conocemos, los peregrinos que
pasaran la noche en Portugalete, nos llevaban muchísima ventaja, pero era la
mejor opción, además acortaríamos la larga etapa siguiente. Eso nos dio ánimo,
iba a ser el reencuentro con el mar, después de varios días. Seguimos.
Los dueños
del bar nos explicaron bien por dónde salir, era fácil. Objetivo carril bici (bidegorri).
Bidegorri |
No lo abandonaríamos hasta pocos km antes de llegar a una zona de apartamentos
de la playa de La Arena. Llevadero, pero quizá demasiado monótono. Subida al
monte Serantes (poblado de endrinos), fue la zona más importante de Bizkaia de
extracción de hierro. Tras el descenso, el barrio de La Arena, donde
aprovechamos para tomar un refresco.
Pasamos por un tramo de playa y cruzamos el puente de La Arena (Zierbena /Muskiz) ya perfectamente arreglado tras los destrozos ocasionados por el temporal del mes de marzo, para entrar al fin en Pobeña.
Puente de La Arena |
Llegamos al albergue, ¡¡completo!!, ¡¡cómo nóooo!!, pero hay mucho espacio alrededor, con césped. No hay problema, nos adjudican “el porchecillo” de una tienda de campaña. Sobran las palabras, aquí las imágenes.
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