Por la tarde, revisamos la etapa del día siguiente. Al leerla, algo corría por nuestro interior: Etapa de montaña, pura y dura. 24 km por delante que, sin duda nos iban a resultar complicados. Nos alejamos del mar y con solo mirar el perfil, asusta. Las agujetas estaban presentes, mi intuición me decía que mi rodilla sufriría…
Salir de Deba fue fácil gracias al nuevo albergue, solo teníamos que cruzar la ría y adentrarnos monte arriba.
La hospitalera nos avisó de varias cosas: que habría barro, nos señaló una especie de antena bien lejos y bien alta, ¡¡por allí tenéis que subir!!, y que tuviéramos cuidado, ya que algunas flechas estaban borradas por esas extrañas peleas y disputas entre pueblos vecinos porque el camino pasara por sus calles.
Era sencillo, en vez de flechas amarillas, pues a seguir pintura negra….utilizada para despistar al peregrino, increíble.
"El Calvario"
A
voces tuvimos que llamar a dos peregrinos que se pasaron, la señal que indicaba
que había que abandonar la carretera no estaba visible, ni con pintura negra,
era fácil despistarse. Al fin vuelven, al fin la Ermita del Calvario, y eso
fueron estos primeros km, un auténtico calvario.
Pero ahí seguíamos, tocaba bajada y recuperar, el tiempo muy nublado y amenazador. Camino de Olatz nos cruzamos con tres peregrinas, volvían a Deba, se habían enterado de que estábamos en alerta naranja por fuertes tormentas y no quisieron arriesgarse a seguir subiendo. Nuestro grupo siguió como estaba previsto. El objetivo era ahora la llegada al bar de Olatz, había que descansar y tomar algo.
El pueblecito muy pequeño, se veía muy solitario, las dudas sobre si el bar estaría abierto o cerrado se disiparon enseguida: ¡¡cerrado!!, nooooo. Decidimos parar a tomar chocolate y frutos secos, comienza a llover, hay que resguardarse y ponerse el chubasquero. Seguimos. Ascendemos por pista donde solo cabía un coche, en pleno ascenso entramos en Bizkaia, casi ni nos enteramos ya que no vimos señalización ninguna.
Te puedes encontrar con esto |
Merecido descanso |
Subir |
Bajar. Carmen siempre la primera cuesta abajo |
Aviso de bajada peligrosa al final para llegar a Markina, vuelve la lluvia, vuelven los chubasqueros y vuelve el peligro. Nuestras botas tienen buen agarre, la carretera en un fortísimo descenso está preparada para no resbalar, se agradece, pero es un poema para casi todos, ver bajar a algunas peregrinas de nuestro grupo era para echarse a reir…o llorar, optamos por la risa y conseguimos pasar un buen rato, de Alejandra y el polaco, ni rastro, se ve que la compañía le dio alas al muchacho y el sufrimiento fue algo más leve. Llegamos al albergue y allí estaba, en la puerta. NO QUEDAN PLAZAS. Muy bien, vuelta a llover, muy bien, vamos a buscar un albergue privado, en Markina sí que había y allí fue. Llegamos al albergue Augusto. A partir de ahí todo un espectáculo, alucinante. Nos abre Belén, la hospitalera, nos acopla en las habitaciones, recoge nuestra ropa para lavarla, nos lleva la mochila, en fin, la tarde que pasamos allí casi merece un capítulo aparte. Xuxo nos vendió sidra, queso y chorizo. Con estos ingredientes nos prepara la cena a la que se unió un bicigrino: chorizo a la sidra (buenísimo), patatas rellenas con queso de cabrales y ala, ¡¡todos a cenar!!, entre cansancio, risas y la conversación animada y alegre de Belén, que ¡¡estudió en El Ejido!! Todo atenciones. En fin, un encanto.
La tarde enterita en el albergue pues la lluvia seguía y el cansancio era mucho, así que no hay más. Esa noche, dormimos como niños…
Siguiendo atentamente la propuesta de Xuxo |
Preciosa etapa!!!Un saludo
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